El simulacro de López Obrador

FA/CMR

Este domingo 31 de julio, se realizó en México un referéndum  para ver si los ex mandatarios acusados de corrupción debían ir a juicio. Nos referimos a Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto cuya suerte estaría supuestamente determinada por la voz del pueblo.

Sin embargo, se requería el 40% de la participación del electorado para que fuera vinculante y los resultados distan mucho de alcanzarlo.

Escribía la semana pasada, Denise Dresser, analista política, escritora y activista mexicana, una pieza de opinión titulada: “El absurdo referéndum de México” que la «consulta popular» estaba diseñada para fracasar. “AMLO lo sabe… lo que el gobierno ha proclamado como una victoria para la democracia participativa y una oportunidad para combatir la corrupción está muy lejos del tipo de justicia transicional que el país necesita. En todo caso, el referéndum proporcionará a López Obrador la excusa perfecta para no ahondar en el pasado. La «consulta popular» ha sido diseñada para fracasar”

Se invitó a los  93,6 millones de electores a participar en el referendo, pero se requería que por lo menos, 37,5 millones de electores lo hubieran hecho. Cosa que se conocía casi imposible de alcanzar y que por supuesto, no se logró.

Insiste Denisse: “el verdadero objetivo del presidente no es lo que parece. Al organizar un referéndum con una pregunta ambigua y poco clara (una que la Corte Suprema de México redactó para no ser considerada justicia retroactiva, lo que sería inconstitucional), AMLO espera acumular puntos políticos para promover la participación popular mientras busca cobertura política para su negativa a investigar de verdad a Peña Nieto y los altos mandos militares”

Desde la ambigua pregunta hasta la farsa de lograr justicia todo ha sido público. En la consulta se preguntó a los mexicanos: 

«¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?».

Continúa, Denisse: “Por lo tanto, la estrategia política de AMLO se ha vuelto muy clara: distraerse del impacto devastador de la pandemia, desviar la atención de las tasas de homicidio y la violencia incesantes, centrar el debate público en las quejas del pasado en lugar de los problemas actuales y luego utilizar un referéndum condenado para justificar el fracaso del gobierno en actuar sobre la corrupción. El referéndum ha sido concebido no para investigar, sino para esconderse. No se ha construido como un camino hacia la verdad y la justicia, sino como un mecanismo para salvar la cara de un presidente que no quiere ninguna de las dos.Al final del día, AMLO podrá decir que la gente habló y él escuchó”

Al no alcanzar el número de votos necesario,como advertía Denisse, López Obrador habrá cumplido tres objetivos: “eludir la creación de una Comisión de la Verdad, seguir protegiendo a Peña Nieto y utilizar el aparato estatal para perseguir una discrecionalidad”.

Definitivamente, el presidente mexicano invitó a los mexicanos a hacerse protagonistas para ejercer justicia, pero en realidad, lo fueron de un simulacro.