Aymara Ramallo y su compañera de tesis
La Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) halló responsable al Estado venezolano por los hechos ocurridos en la cárcel Vista Hermosa de Ciudad Bolívar. Fue un procedimiento realizado por la Guardia Nacional Bolivariana el día 10 de noviembre del año 2003.
César Miguel Rondón conversó con la periodista Mayra Ramallo, testigo ante la Corte, durante el programa “En Conexión”. Juntos examinaron los detalles de la nueva sentencia de la CIDH en materia de violaciones a los derechos humanos en el país.
En primer lugar, Ramallo destacó que la iniciativa de este trabajo de periodismo de investigación surgió como consecuencia de «intentar dar a luz un hecho o un acontecimiento importante que se quiere mantener oculto. En el año 2005 sucedió la masacre de Ciudad Bolívar».
En la tesis Condenados a Muerte: Vista Hermosa «Presentamos las caras de la moneda contadas por las voces de sus principales testigos», aseguró la periodista Ramallo.
Asimismo, Ramallo califica las visitas que hizo a la cárcel de Vista Hermosa como «Una experiencia dantesca». Sin embargo, relató que «El día que tuvimos el primer encuentro no logramos entender».
Con apoyo del Observatorio Venezolano de Prisiones, tanto Ramallo como su compañera de tesis, pudieron prepararse psicológica y legalmente para enfrentar la situación. Se trató de un recinto penitenciario que les era ajeno por completo.
De igual forma, «Hoy en día me pregunto cómo pudimos encarar una situación así», dijo Ramallo. Ante los riesgos que un trabajo de esa magnitud conllevan para la seguridad e integridad de cualquier persona. Al final Ramallo atribuye a la «vocación y responsabilidad periodística», dijo.
En última razón, la periodista aseguró que el proceso para que la tesis llegara a tener tanta relevancia para la Corte reside en la importancia «de darle voz a los privados de libertad. Ellos necesitan esclarecer ciertos temas», explicó la periodista Ramallo.
En el prólogo de la tesis de grado se lee: «Si la cárcel es desconocida, más lo son sus habitantes. Muy pocas veces tienen una vitrina desde la que puedan mostrar todo lo que pasa o lo que puede pasar en sólo veinticuatro horas dentro de esos murales. Tras ellos, hay historias de amor, de sangre y de muerte».
«Hay llanto, pero hay sonrisas. Hay días asoleados y algunos otros nublados, como aquel 10 de noviembre, sobre el que tantas versiones se entretejen y donde la palabra verdad se convierte en entelequia”.
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