Este lunes el régimen de Nicolás Maduro ofreció un balance de lo que fue el primer día del nuevo sistema para la venta de gasolina en Venezuela. Voceros calificaron la jornada como «exitosa» y se olvidaron de todos los problemas que enfrentaron los ciudadanos.
El ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, aseguró que el primer día fue «extraordinario» y «no se presentó ninguna incidencia». Esto contrasta bastante con lo que se pudo ver en las calles de Venezuela durante esta primera jornada.
A pesar de que el régimen había anunciado que las bombas estarían habilitadas desde las 6 de la mañana, muchas de estas comenzaron a surtir pasadas las 10 am. Usuarios en todo el país reportaron que tuvieron que hacer colas de hasta 7 horas para poder surtir combustible.
En algunas estaciones el servicio fue gratuito, pues no llegaron los sistemas «biopago» para cobrar la gasolina; mientras que en otras este mismo sistema generaba retrasos por la lentitud del proceso y la poca conexión.
En referencia a este punto, El Aissami dijo que se sentían «satisfechos», pero señaló que «vamos a ir mejorando el sistema interconectado del biopago».
Otra de las quejas recurrentes durante la primera jornada, fue que las autoridades limitaron a 30 litros el suministro de gasolina. En ese sentido, el ministro de Petróleo indicó que «nadie puede condicionar en las estaciones la cantidad de gasolina» que desea surtir el usuario.
Si bien el integrante de la subcomisión de Petróleo, Gas y Energía de la Asamblea Constituyente, David Paravisini, dijo al diario Tal Cual que no hay problema con la reventa de gasolina a precio internacional; pues es «una remuneración adicional», y «no es bachaqueo»; Nicolás Maduro ofreció una declaración diferente.
Maduro aseguró que “quien lo haga le va ir mal, va ir preso«; en referencia a que los transportistas, que reciben 100% de subsidio al surtir combustible, decidan revender la gasolina y no cumplir con sus labores. Agregó que esto es una forma de «robar al pueblo» y afirmó que «aquí lo que debe prevalecer es el interés público».
El presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, aseguró que la nueva medida es una «burla» del régimen de Maduro. Advirtió que «pretenden vender una supuesta normalidad» cuando la situación con la gasolina no presenta mejoras en el país.
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