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Se pregunta, David Leonhardt en The New York Times ¿Conducirán los esfuerzos por mejorar la vigilancia policial a un cambio en el mundo real? o por el contrario, ¿Están los últimos esfuerzos para cambiar la policía, para hacerla menos violenta, especialmente para los afroamericanos y latinos, destinados al fracaso?
Leonhardt entrevista a varios especialistas y reconoce que aunque decenas de gobiernos estatales y locales han cambiado sus leyes sobre el comportamiento de la policía, los oficiales de policía continúan matando a unos tres estadounidenses cada día en promedio.
Otro artículo de The New York Times, firmado por John Eligon and Shawn Hubler, destaca que: Desde al menos 2013, con una ligera caída debido a la pandemia, alrededor de 1.100 personas han sido asesinadas cada año por agentes del orden, según las bases de datos compiladas por Mapping Police Violence, un grupo de investigación y defensa que examina todos esos asesinatos, incluidos los no policiales y las muertes relacionadas con armas como la del Sr. Floyd.
De hecho, esos cambios se producen lenta y superficialmente, además según encuestas recientes la mayoría de los estadounidenses no están de acuerdo con las críticas radicales a la policía, como los llamamientos para abolir los departamentos de policía y muestran una renovada confianza. El 69% de los estadounidenses, según una encuesta de USA Today / Ipsos de marzo, ahora confía en la policía local y las fuerzas del orden público para promover la justicia y la igualdad de trato de todas las razas frente al 56 % que se sentía de la misma manera en junio pasado.
Dentro del cuerpo de policías se han recogido pocos datos actuales pero una encuesta de 2016, del Centro de Investigación Pew, hecha a 8 mil policías en todo el país encontró que el 67 por ciento creía que las muertes de personas negras durante los encuentros policiales eran incidentes aislados, en comparación con sólo el 31 por ciento que lo veía como signos de un problema más amplio.
¿En qué categorías se circunscriben los cambios realizados en los estados en torno a la policía?
Como señala The New York Times, “El primero es un conjunto de límites al uso de la fuerza. Dieciséis estados han restringido el uso de las llamadas restricciones de cuello, como el uso de Derek Chauvin de su rodilla en el cuello de Floyd. Y 21 ciudades adicionales ahora requieren que los oficiales intervengan cuando creen que otro oficial está usando fuerza excesiva”. La segunda categoría involucra la responsabilidad policial. Varios estados han ordenado el uso de cámaras corporales, han facilitado que los ciudadanos demanden a la policía”
Lo más relevante es que al promulgarse esos cambios en la política del trabajo policial los departamentos de policía locales se ven obligados a cumplirlos.
Aún falta ver qué ocurrirá con las secuelas de los casos recientes de violencia policial y que traerá la acción ciudadana conjunta cuando se hagan visibles para todos la flagrante violación de los derechos humanos y las nuevas estrategias de reivindicación
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