AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: VIVIR EN PELIGRO

FA/CMR

Un reciente estudio de la firma de consultoría y análisis de riesgos global, Verisk Maplecroft sobre las ciudades más violentas del mundo, afirma que dos tercios de las ciudades de América Latina y el Caribe son las más peligrosas del mundo.

 El estudio, que utilizó datos sobre delitos (como homicidios, robos y daños a la propiedad), terrorismo, disturbios civiles y conflictos,  en su Índice de Seguridad Citis@Risk , encontró que la región alberga 14 de los lugares más riesgosos y ocho de las 12 ciudades con la puntuación de riesgo más alta. Las ocho ciudades son: Barquisimeto, Caracas, Maracaibo, Maracay y Valencia en Venezuela; Chihuahua de México; Medellín en Colombia; y San Salvador, la capital de El Salvador.

Según el informe: “El papel de la región en el tráfico transnacional de narcóticos y la fortaleza continua de las sofisticadas organizaciones y pandillas de narcotraficantes es el factor clave que sustenta el perfil de riesgo de América Latina”

Cuando el índice se concentra en  las ciudades más grandes del mundo por población, nuevamente aparecen las Américas en la primera línea del crimen, con Río de Janeiro, Bogotá y Ciudad de México ocupando los tres lugares de mayor riesgo.

También ocupa un lugar destacado en la lista Puerto Príncipe, la capital de Haití, que se ha visto envuelta en la violencia relacionada con las pandillas durante años.  La situación en el país caribeño se deterioró aún más el año pasado, cuando el presidente, Jovenel Moïse, fue asesinado en su casa en circunstancias que siguen siendo turbias, dejando un vacío de poder que aún se disputa con violencia. En medio de una serie de secuestros, robos y guerras territoriales, muchas personas han huido de sus hogares en busca de refugios improvisados.Más de 150 personas han muerto en las últimas semanas en tiroteos entre bandas en guerra en Haití

El estudio también advierte que  los riesgos de delincuencia también están aumentando en los EE. UU.

Medellín registró la puntuación de riesgo más alta posible en el análisis de Verisk Maplecroft, junto con San Salvador en El Salvador y Chihuahua en el noroeste de México.

Pero en el caso de Venezuela, no es algo nuevo. Según el último reporte de la Organización de Naciones Unidas sobre Drogas y Delito del 2020, los países centroamericanos y de la cuenca del Caribe, donde se encuentra Venezuela, tienen en conjunto las tasas más elevadas de homicidios de todo el mundo 21,2 por cada 100.000 habitantes. De hecho, cuadruplican la media del planeta. 

En el caso de Venezuela, como señala Javier Ignacio Mayorca, se puede determinar que por lo menos el 52,8 % de los homicidios perpetrados en Venezuela por civiles en el bienio 2020-2021 pudieron ser la consecuencia del accionar de organizaciones criminales, ya fuese en el contexto de ajustes de cuentas, robos de vehículos o sicariatos, (asesinatos por encargo). Fueron en total 4350 vidas perdidas directamente debido a estos grupos. La cifra cobra más relevancia si se toma en cuenta que este fue un lapso en el que la población generalmente estuvo inmovilizada debido a la cuarentena implantada a propósito de la covid-19.

También, señala Mayorca, que en ese mismo lapso murieron 6513 personas en supuestos enfrentamientos con cuerpos policiales o militares. Esta cifra supera en 43 % al saldo fatal de los grupos organizados. 

Detrás de la supervivencia de los grupos de narcotraficantes y los delincuentes, en cada uno de estos países, está también el gobierno. La corrupción como flagelo que mina todo el accionar de los ciudadanos. 

Justamente en la próxima Cumbre, la novena de Las Américas, esa relación entre Estado y delincuencia organizada y su impacto en las democracias de la región  será uno de los temas centrales.