El estallido de protestas en todo Irán tras la muerte de una mujer kurda de 22 años durante su detención por supuestamente no cumplir con las reglas del hiyab (velo) es el desafío más serio para los líderes del país en muchos años.
Aunque las autoridades alegan que Mahsa Amini murió por complicaciones de salud ajenas a su arresto, su familia y muchos otros iraníes creen que fue asesinada a golpes por la policía religiosa.
Ahora las protestas se extienden por todo Irán con decenas de muertos. Las calles de la república islámica mantienen el pulso al régimen en la lucha contra el velo obligatorio. Has el momento, las autoridades cifran 35 muertos y decenas de detenidos.
Por su parte, La Unión Europea ha exigido a Irán que se respete la libertad de manifestación, tras la represión de las protestas.
Joseph Hage, analista político y especialista en el Medio Oriente y terrorismo, abordó el tema en el programa Día a Día, conducido por César Miguel Rondón.
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“Lo que está pasando en Irán no es la primera vez que sucede, pero la diferencia es que en esta ocasión las protestas están lideradas por mujeres, con el apoyo de toda la población. Irán trata de enfocar la revolución y afirma que cualquier protesta tiene que ver con el aspecto político o la intervención extranjera. No obstante, esta vez el régimen no se ha podido salir con la suya, al acusar a las mujeres de ser elementos de disturbio de un partido político o de una agencia internacional”, dijo Hage.
El experto manifestó que lo que están demandando las mujeres y los hombres iraníes, son libertades personales.
“Ellos quieren decidir cómo deben comportarse. Además, se le fue el control de las manos a las autoridades iraníes, además que se han paralizado las ciudades. En una ciudad del oeste de Irán, los manifestantes se apropiaron del edificio de la seguridad y soltaron a los presos políticos. La comunidad internacional pide que el gobierno iraní tenga paciencia y respete los derechos humanos y civiles de la población”, agregó.
El experto expuso que en estos momentos los análisis se centran en medir hasta qué punto los iraníes pueden quedarse en la calle e incluso la posibilidad de derrocar el gobierno.
Finalmente, Hage destacó que es preocupante, porque la población puede pagar un costo muy alto.
“Los ciudadanos indican quela gente ya se siente muerta, porque toda la situación económica, la falta de vivienda y la devaluación de la moneda, los hace tener una calidad de vida muy baja. No obstante, en paralelo, Irán tiene recursos para producir armas, drones e intervenir en países vecinos. La gente se siente decepcionada de la vida y están dispuestos a sacrificar mucho en las protestas”, puntualizó.
