Donald Trump tenía en su residencia de Mar-a-Lago documentos secretos que comprometían a «fuentes humanas de inteligencia», interceptaciones bajo la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera e inteligencia de señales (Foreign Intelligence Surveillance Act and signals intelligence), así como otras etiquetas que indican alta sensibilidad. Varios de esos documentos estrictamente controlados contenían las «notas escritas a mano» de Trump, dice la declaración jurada parcialmente redactada que detalla la investigación del Departamento de Justicia. Lindsey Graham advirtió que habría disturbios en las calles si Trump es procesado.
Hernán Molina, analista político, abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“Lo que tenemos por delante es la muy real posibilidad de que el ex-presidente Trump sea acusado en una corte federal, por haber obstruido a la justicia, por haberse quedado con documentos altamente clasificados que pusieron a la seguridad nacional en riesgo, y puede llegar a ser acusado de espionaje. Estos documentos han sido manejados de tal manera tan pobre, que han sido expuestos a cualquier persona que haya entrado en Mar-a-Lago. Cualquier persona pudo haber sacado fotos de esos documentos y son aparentemente documentos muy sensibles que están relacionados a temas nucleares del Departamento de Defensa. Estamos hablando de seguridad nacional, esto no es una cosa que la justicia vaya a tomar de una forma ligera, y ahí está el problema político para Trump y para el Partido Republicano”, dijo Molina.
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Ya se sabe que el presidente Trump ha cometido un delito al llevarse unos papeles que no le pertenecían, teniendo en cuenta que todo documento que haya en la Casa Blanca no es del presidente, sino del pueblo de los Estados Unidos. El segundo conflicto es cuando se habla de los papeles clasificados.
“Dentro del poder Ejecutivo está la Dirección Nacional de Inteligencia y el secretario que le da consejo al presidente sobre seguridad nacional. Esa persona y su equipo revisan los documentos y determinan el estado de seguridad que tienen que tener, y que están sujetos a la clasificación. El presidente puede desclasificar documentos, pero no los hace cuando va a almorzar, él puede sugerir o pedir consejo a su equipo. Trump dice que tenía una orden de que todos los documentos eran desclasificados totalmente, eso no existe ni existió, y la gente que trabajaba en la Casa Blanca cuando era presidente han dicho que no es verdad. Hay una narrativa que es parte de la épica del relato que Trump construye, por el cual siempre se ha victimizado y ha acusado a sus oponentes de ser parte de un grupo que trabaja para construir un estado que no sigue indicaciones de ejecutivos como él”, agregó.
Para el experto, esto es una teoría de la conspiración, que fue la misma que usaban para decir a la gente que no se vacunara.
“La investigación se puede poner mucho más difícil para el presidente porque se puede determinar que podía usar esos secretos para un beneficio personal como venderlos o compartirlos con gente que no tienen los mejores intereses para los Estados Unidos. Esto sería una traición a la patria si realmente descubren que la intención fue altamente criminal como algunos sospechan”, sentenció.
Finalmente, Molina destacó que el FBI está llevando a cabo la investigación.
“Tienen expertos que están trabajando a tiempo completo. Una vez que se determine cuál ha sido el daño, la causa será muy seria”, puntualizó.
