FA/CMR
Cuando todo esto del Covid 19 y la pandemia se inició nos sonaba lejano, sentíamos, como de costumbre, que esta situación no nos alcanzaría.Pero llegó y se instaló en nuestras familias, atentando contra todo, primero con la vida de nuestros seres más queridos, familiares y amigos.
Por eso ahora cuando se habla de Covid 19, cualquier noticia vibra dentro de nosotros con un eco distinto.
En Venezuela, el régimen dictatorial ofrece gotas milagrosas mientras sólo sus amigos y enchufados son vacunados. Se da, Maduro, además el descaro de rechazar las vacunas del sistema Covax que se ofrecían en acuerdo con la oposición frente al registro de cifras récords de contagio, que siendo oficiales, sabemos modestas, 1.607 casos de infección, el sábado y 1.786, ayer domingo. Hasta la asamblea de Maduro suspendió sus sesiones.
Venezuela ve a sus médicos morir, uno tras otro, en todas las poblaciones del país. Todos ellos sin acceso a las vacunas que se ofrecieron primero a los diputados de Maduro. La cifra se sigue acercando a los 500 fallecidos entre el personal médico y sanitario.
Les decía que ahora que sentimos de cerca el Covid 19, sabemos de primera mano, lo difícil que es conseguir los medicamentos para tratar sus síntomas, lo imposible que lucen los cupos en clínicas y hospitales saturados, y lo insólito que resulta descubrir cómo se comercia con la vida ajena en una subasta febril de bombonas de oxígeno.
En Caracas, hay más de 50 proveedores de oxígeno, se consiguen con precios que oscilan entre $1000 y $2.500, e incluso, mientras se anota el familiar en una lista de espera, el precio vuelve a subir. Si se da con el oxígeno, entonces falta el manómetro.(Imágenes bombonas etc)
Todo vale más porque la demanda de vida es mayor ante la fatalidad de la muerte.
Por eso cuando Flor y yo leímos el reportaje del periodista Jorge Cantillo en Infobae sobre el robo y tráfico ilegal de tanques de oxígeno, no pudimos sino sentirnos asqueados, removidos.
Jorge Cantillo, a quien entrevistamos en nuestro programa de radio, Día a día, nos habló de personas que se hacen pasar por pacientes o voluntarios del hospital y roban los tanques de oxígeno. Y asegura que Venezuela ha aportado oxígeno ‘formal’ a Manaos. Lo que han descubierto medios locales en Brasil, es que esa demanda que se está tratando de suplir con el oxígeno venezolano estaba siendo robada y revendida por organizaciones criminales.
Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor de uno de cada cinco enfermos de COVID-19 necesita oxígeno a concentraciones mayores que las que encuentra en el ambiente. Si una persona está contagiada y es controlada puede requerir 3 a 5 litros de oxígeno por minuto, mientras que un paciente en terapia intensiva consume en promedio 15 litros de oxígeno cada minuto, durante 24 horas, por el número de días requerido.
Cuando el comercio de la vida entra en acción descubrimos que en Brasil el precio del cilindro vale hoy un 500% más y en las calles de Manaos se está pagando hasta 5 mil reales (USD 920) por cada cilindro de oxígeno, muchos de ellos, contrabandeados desde Venezuela.
Jorge Cantillo nos refería que “En México, la modalidad principal ha sido el asalto a los camiones que transportan el oxígeno a los hospitales. Roban el oxígeno y luego son revendidos a precios inflados en el mercado negro de la ciudad”
En México, un tanque de 9.500 litros cuesta 45 mil pesos mexicanos (USD 2.230), mientras que uno de 6 mil litros hasta 32 mil pesos mexicanos (USD 1.585).En Perú, un tanque de 10 metros cúbicos está entre 800 a 6.000 soles (de 216 a 1.620 dólares).
En ese mercado negro, se juega con la confianza y la angustia de pacientes y familiares, los extorsionadores se valen de perfiles de facebook y de chats de whatsapp. Muchos reciben el dinero y cierran el perfil y otros especulan aún más con el precio y la oportunidad.
Y uno se pregunta: ¿Cuánto vale la vida de un venezolano, un brasileño, un peruano, un mexicano? ¿Cuánto dinero de muerte ensuciará los bolsillos de miserables sin alma y sin compasión?¿Hasta cuándo están dispuestos a llegar los políticos y contrabandistas para comerciar con la muerte ajena?
