Hace 56 años, en 1966, Mao Zedong comenzó la denominada “Revolución Cultural” en China, una campaña de masas organizada por el líder del Partido Comunista, dirigida contra los altos cargos del partido, intelectuales y a la sociedad china, que eran acusados de traicionar los ideales revolucionarios.
El principal fin de esa revolución era la de paliar el llamado divorcio entre las masas y el partido. China y su sociedad cambió a raíz de esto, y precisamente el actual presidente Xi Jinping, fue uno de los jóvenes del momento que sufrió tal ideologización.
El periodista Isidre Ambrós, abordó el tema en el programa Día a Día, conducido por César Miguel Rondón.
“La revolución cultural pesa mucho en la China de hoy en día. Para comenzar, el propio presidente actual lo vivió y lo sufrió. Por una parte vio como su padre, quien era colaborador de Mao, fue represaliado y el mismo Xi fue a trabajar al campo varios años, donde se cuenta que fueron 7 años de vida dura, donde se vivía con lo justo y lo básico para sobrevivir”, dijo Ambró.
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El periodista afirmó que Xi Jinping, en lugar de ser crítico con esa actitud, se reincorporó a la sociedad china, se hizo miembro del Partido Comunista, y se convirtió en más maoísta que los maoístas.
“Xi Jinping es un joven que quiso recuperar el terreno perdido y recuperar el honor de su padre. Fue escalando posiciones en el partido hasta llegar al máximo liderazgo posible. Sin embargo, la influencia del maoísmo lo convierten en un político que ha recuperado la inquietud que tenía Mao por desaparecer las disparidades sociales”, apuntó.
Finalmente, Ambrós destacó que Xi Jinping ha vuelto a implantar la lealtad al líder y al Partido Comunista incluso sobre el estado.
“Xi Jinping ha vuelto al viejo liderazgo de China”, puntualizó.