Deportaciones a Haití, ¿una sentencia de muerte?

FA/CMR

Basta con ser migrante como lo somos millones de venezolanos para entender lo difícil que es.Por eso las imágenes de los agentes de la Patrulla Fronteriza azotando a los migrantes con riendas de caballos, sosteniéndoles de sus franelas desde lo alto del caballo, nos duelen son imposibles de ignorar.

La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, tachó este lunes de “horrible” ese trato de los migrantes: “No conozco a nadie que pueda ver ese video y no tener esa sensación. Creo que es importante que la gente sepa que esto no es lo que somos. Esa no es la administración de Biden-Harris y vamos a continuar por supuesto con esa investigación y llegar al fondo de lo que sucedió”. Psaki afirmó que, si se confirma que los agentes llevaban látigos y golpearon a los indocumentados con ellos, “por supuesto que nunca deberían poder volver a hacerlo”.

Y la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, aseguró este martes a periodistas que le pareció “horrible” ver “cómo trataban a esos seres humanos” los agentes de la Patrulla Fronteriza, y que se está investigando el tema.

Los haitianos tienen un historial de tragedias acumuladas, muchos, decenas de miles,  después de que el mortal terremoto de 2010 azotara Haití, abandonaron ese país caribeño en busca de una vida mejor. Y  en realidad muchos lo encontraron por años en países como Brasil y Chile, pero ha habido cambios políticos y económicos y un nuevo diseño de políticas de inmigración en el sur de nuestro continente y tuvieron que volver a recoger su vida en un morral y abrirse camino.

Terremotos, tormentas, huracanes, corrupción y hasta un magnicidio han hecho invivible quedarse en un país cada vez más empobrecido.

Así que los que han migrado a la frontera entre México y Estados Unidos, vienen de un largo y doloroso viaje de generaciones enteras. Cerca de unos 14.000 haitianos han huido a la frontera sur, a un costo que fluctúa entre 5 mil y 11 mil dólares por familia, siendo víctimas de la  desinformación y consiguiendo algo de ayuda a través de aplicaciones de mensajería como WhatsApp.

Los haitianos han estado viviendo con poco acceso a alimentos o agua mientras las autoridades de inmigración procesan sus trámites, muchos atraviesan las traicioneras aguas de  Río Grande para abastecerse en México. Los migrantes lo atraviesan sujetándose  a una cuerda amarilla tendida a lo largo del río, balanceándose sobre las rocas del río.

El gobierno de Biden está deportando  a miles de haitianos a su país de origen, a pesar de las críticas de los demócratas y en medio de la fuerte presión de los republicanos. El sábado pasado el Departamento de Seguridad Nacional indicó que la expulsión de haitianos es parte de una estrategia de seis puntos del Gobierno de Biden para lidiar con el creciente número de migrantes que cruzan el Río Bravo (Río Grande) de México a Estados Unidos.

Mientras el gobernador de Texas, el republicano, Greg Abbott , ha intensificado las patrullas fronterizas, el líder de la mayoría demócrata en el Senado de Estados Unidos, Chuck Schumer, criticaba la decisión de Biden de deportar masivamente a los migrantes, basándose en el título 42, una política surgida en plena pandemia, por la que Estados Unidos deporta automáticamente a la mayoría de los migrantes indocumentados que llegan a su frontera sur, sin darles la oportunidad de solicitar asilo.

Schumer se refirió a ello en el pleno del Senado:“Urjo al presidente Biden y al secretario (de Seguridad Nacional, Alejandro) Mayorkas a que pongan fin inmediatamente a estas expulsiones y a la política del Título 42 en la frontera sur…No podemos seguir con estas políticas llenas de odio y xenofobia, propias de (el expresidente Donald) Trump, que desdeñan nuestras leyes sobre refugiados”

En un reporte realizado por Los Angeles Times se recogen las palabras de un haitiano que migra con todos sus hijos pero teme que su esfuerzo se pierda en una deportación: “No quiero ser como los ratones, que no se enteran que caen en la trampa, porque volver a Haití es enterrar a una persona en vida”

Son acaso estas deportaciones, ¿una sentencia de muerte?