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Mentir, engañar a inocentes, urgidos y en desventaja en un asqueroso esquema para hacerse de prebendas políticas. Defraudar a venezolanos, tantas veces decepcionados y manipulados por su propio gobierno con saña, preparación y alevosía es lo que se recoge de una reciente investigación.
Según The New York Times, en junio, “el gobernador Ron DeSantis firmó un presupuesto que reservó $12 millones para crear un programa para transportar inmigrantes no autorizados fuera de Florida. Lo promocionó como lo más destacado de los nuevos gastos del estado en lo que respecta a la inmigración.Pero solo tres meses después, el dinero se estaba utilizando en un lugar lejos de Florida, de una manera muy diferente: reuniendo a venezolanos solicitantes de asilo en las calles de San Antonio, Texas, y enviándoles en aviones privados a Massachusetts”
El diario neoyorquino ha ido develando detalles de la misión clandestina que se llevó a cabo, sin el conocimiento del gobernador de Texas, Greg Abbott, un colega republicano de DeSantis.
Señala el periódico, “vuelos pagados con dinero estatal en posible violación de la ley estatal que asignó el dinero; una compañía de vuelos chárter con vínculos políticos con el gobernador de Florida. Y, en medio de todo, una mujer con experiencia en contrainteligencia militar que los investigadores creen que fue enviada a Texas desde Tampa para llenar los aviones”
Una mujer a la que llamaban “Perla” que utilizó a algunos venezolanos para engañar a otros, sin que los primeros imaginaran que era un fraude. La mujer proporcionó a los inmigrantes comidas gratis en McDonald’s y un lugar para quedarse en un La Quinta Inn cercano, mientras les ofrecía que tendrían trabajo en el nuevo destino, para que accedieran a hacer el vuelo.
Continúo con The New York Times: “Cada uno de los migrantes recibió una carpeta roja que contenía un mapa de los Estados Unidos, con una flecha que se extendía desde Texas hasta Massachusetts. Otro mapa con la forma de Martha’s Vineyard tenía un punto para el aeropuerto y otro para el centro de servicios comunitarios.
En la carpeta también había un folleto, aparentemente falso, titulado “Beneficios para migrantes refugiados”, en inglés y español. La portada proclamaba: «Massachusetts le da la bienvenida» y presentaba una bandera estatal que no estaba actualizada. En la parte de atrás estaban los nombres y números de una iglesia, una sinagoga y una organización sin fines de lucro en Martha’s Vineyard”.
El folleto, revisado por The Times, también prometía «hasta ocho meses de asistencia en efectivo» para los refugiados «elegibles por ingresos» en Massachusetts, aparentemente imitando los beneficios ofrecidos a los refugiados que llegan a los Estados Unidos a través del programa oficial de reasentamiento del país, en el cual los venezolanos no formaban parte.
Lo cierto es que una persona informada sobre la investigación de la oficina del alguacil de San Antonio, le dijo a The New York Times que la persona que está siendo investigada en relación con la operación es una mujer llamada Perla Huerta.
Se trata de una ex médica de combate y agente de contrainteligencia del Ejército que fue dada de baja del Ejército apenas el mes pasado después de dos décadas en él.
The New York Times, así como los abogados que trabajan con los inmigrantes venezolanos en Massachusetts, mostraron fotos de Huerta a varios inmigrantes que habían trabajado con ella o que ella los había empujado y enviado a Martha’s Vineyard. Todos aparentemente confirmaron que Huerta era la “Perla” en el centro de la operación.
Se pregunta Josh Marshall en The TalkingPointsmemo. ¿Cómo se involucró en esto una mujer que aparentemente estaba a solo unas semanas de una carrera de 20 años como miembro en servicio activo del Ejército de los EE. UU.? ¿Se trata de una coincidencia su aparente experiencia como contrainteligencia del Ejército con múltiples despliegues en Irak y Afganistán?
En pocas palabras, el gobernador, la excombatiente y la trampa a venezolanos inocentes. Leer y escuchar esto, sólo produce indignación, desasosiego y tristeza. Venezolanos atrapados en una farsa, una vez más.
