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Para todo líder autoritario la continuación en el poder es un objetivo en sí mismo. Ejemplos sobran en la historia.
A la víspera del 6 de enero, varias jugadas se están dando a la vez para impedir que el Presidente Donald Trump tenga que ceder el cargo ante el Presidente electo, Joe Biden.
Por un lado, las acciones de cerca de una docena de senadores y al menos 140 miembros de la Cámara de representantes, respaldados por el vicepresidente Mike Pence que que se oponen a certificar los votos del Colegio Electoral estatal el 6 de enero, cuando se realice la sesión bicameral (del Senado y la Cámara de Representantes) para contar los votos electorales de Biden y confirmarle como vencedor de los comicios presidenciales.
Marc Short, jefe de personal de Pence, dijo en un comunicado que Pence «comparte las preocupaciones de millones de estadounidenses sobre el fraude electoral y las irregularidades».
En particular, la declaración no dice que Pence, quien presidirá, se opondrá. En cambio, dice que «da la bienvenida a los esfuerzos de los miembros de la Cámara y el Senado para usar la autoridad que tienen bajo la ley para plantear objeciones».
Adicionalmente, el senador Ted Cruz (R-Texas) quien lidera un grupo de 11 senadores más como objetores electores, ha pedido que se resucite una Comisión Electoral para realizar “una auditoría de emergencia de 10 días de los resultados de los estados en disputa».
El líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell (R-Kentucky), esperaba que pudiera haber algún grado de sensatez para evitar semejante circo político para su partido, porque la medida no influye en la victoria del presidente electo Joe Biden y su próxima inauguración.
McConnell instó a los republicanos en una llamada privada a no unirse a los republicanos de la Cámara para oponerse a los resultados. Según los informes, les advirtió que tal desafío obligaría a los republicanos a tomar «un voto terrible», enfrentando a la Constitución vs. Trump.
Como señala el New York Times, todos los estados de EE. UU. han certificado los resultados de las elecciones de 2020 después de extensos procesos de verificación. La Corte Suprema y varios jueces de todo el país han «rechazado casi 60» impugnaciones por los resultados electorales del presidente Trump y sus aliados.
El senador Mitt Romney (republicano por Utah) calificó las protestas de «atroces»: «El poder del Congreso para rechazar a los electores está reservado para las circunstancias más extremas e inusuales. Estas están lejos de serlo».
Otra de las acciones, es la invitación por parte del Presidente Trump a una manifestación masiva el miércoles 6 de enero a las 11 horas, en Washington, para detener, lo que él llama, el robo electoral.
Pero quizás la más descarada de las medidas, es la llamada de una hora de duración que le hiciera Trump al secretario de estado, de Georgia, Brad Raffensperger, cuyo audio publicó The Washington Post, donde el mandatario advierte a Raffensperger de que puede estar cometiendo “un delito”arguyendo que se han destruido miles de votos trumpistas, “y no puede dejar que eso ocurra. Es un gran riesgo para ti y para tu abogado, Ryan [Germany, el abogado del secretario de Estado de Georgia]”. “Solo quiero encontrar 11.780 votos […] porque hemos ganado ese Estado”. Recordemos que Biden ganó en Georgia por 11.779 votos.
Trump continúa diciéndole al funcionario: “La gente de Georgia está enfadada, la gente del país está enfadada […] Y no hay nada malo en decirlo, ¿sabes? Creo que te han fallado los cálculos”
Raffensperger le responde: “Bueno, señor presidente, el desafío que usted tiene es que sus datos están mal”. En una entrevista realizada por el canal ABC posterior a esa llamada, el secretario de estado de Georgia, menciona como ejemplo, los cientos de cientos de personas fallecidas que según Trump votaron, mientras que en el reconteo ellos encontraron solo dos.
Trump ha puesto a los líderes del Partido Republicano a debatir una descertificación inverosímil de una elección presidencial y ha generado con ello una fuerte división interna, pero también ha vuelto a cruzar una visible línea roja.