El número de personas desnutridas en el mundo se incrementó un 35% en 2021 hasta más de 750 millones y se espera que siga en aumento por el impacto de la degradación ecológica, afirma un estudio difundido este miércoles.
El Informe sobre la amenaza ecológica (IAE), elaborado por el australiano Instituto para la Economía y la Paz (IEP) con datos de Lloyd’s Register Foundation World Risk Poll, analizó qué países corren mayor riesgo de conflicto, disturbios civiles y desplazamientos causados por la degradación ecológica y los eventos relacionados con el clima.
Los investigadores examinaron 228 países y territorios, 3.638 distritos administrativos y 250 ciudades y evaluaron su capacidad para gestionar esos desafíos desde ahora hasta 2050.
Entre ellos figura, en posición 27, Venezuela, en América Latina. En primer lugar está Burundi, seguido de la República Central Africana y Chad, a los que suceden otros como Afganistán (9); Haití (17); Irak (18) o Siria (20).
Marianella Herrera, investigadora del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela , abordó el tema en el programa Día a Día, conducido por César Miguel Rondón.
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“En tiempos más recientes, debido a que el hambre no es un problema que se ha podido erradicar solo con el suministro de alimentos o mediante la producción de los mismos, porque vivimos en un mundo donde el desperdicio de alimentos es enorme, el estudio del hambre ha requerido un enfoque más holístico. Se deben tomar en consideración otros factores. Este informe toma en consideración elementos como la paz, la conflictividad, el cambio climático, entre otros. Son elementos que cuando los exploramos no le encontramos relación con la desnutrición, pero todo está conectado. Vivir en un país de alto riesgo ambiental, podría implicar que no se manejen bien los cambios”
Para la experta, un ejemplo claro fue como se manejó la tragedia de Las Tejerías.
“Hay fallas en los servicios públicos y hay necesidades aumentadas de la alimentación. Si vemos lo que ocurre al sur de Venezuela con la deforestación del Arco Minero, vemos que se destruye un hábitat y hay enfermedades como la malaria, el COVID-19, y así sucesivamente. Vamos encontrando como en esta cadena de eventos tenemos una consecuencia devastadora que es el hambre y la desnutrición de las personas”, apuntó.
Según los informes, actualmente hay 19 millones de personas en Venezuela con necesidades humanitarias.
“Cuando desglosamos las categorías y variables, vemos unos 10 millones de personas con problemas e inseguridad alimentaria que tiene cuatro pilares como acceso, disponibilidad, utilización y estabilidad de los alimentos. Todos estos pilares se han deteriorado en el tiempo y cuando evaluamos la seguridad alimentaria, vemos que las importaciones han mejorado, pero la producción no. En este sentido, hay una desigualdad en el acceso de los alimentos. Cuando hacemos las encuestas, el principal problema que se refleja al acceder a los alimentos es la desigualdad. Esto es una tragedia que sigue en curso y a la cual no se ha encontrado respuesta”, expuso.
Finalmente, Herrera destacó que la desigualdad en la adquisición de alimentos no se ha solucionado porque se debe tener una mirada más integral.
“Necesitamos entender que el mundo es distinto y para tener equidad, no puede faltar una mirada idealista de los años 60, la equidad viene acompañada de desarrollo, libertades, promoción del conocimiento y esto influye en todos los aspectos de la vida cotidiana de las personas. Para que haya justicia en una sociedad hay que volvernos más integrales”, puntualizó.
