Este jueves se cumple un año de que Joe Biden asumiera la presidencia de los Estados Unidos. Después de unas elecciones polarizadas al extremo y que Donald Trump empañara la victoria del demócrata con acusaciones de fraude no fundamentadas, la división en Estados Unidos se ha profundizado.
Biden comenzó con mucho ímpetu su presidencia, impulsado la vacunación contra el COVID-19 y presentando planes de ayuda social y de infraestructura, con la intención de reactivar la economía. No obstante, esa energía se fue diluyendo por la escasa mayoría demócrata en ambas cámaras que le impide aprobar leyes.
Las negociaciones con republicanos y miembros conservadores del Partido Demócrata han sido infructuosas. El bipartidismo ha quedado en el olvido, los republicanos intentan bloquear la gestión de Biden, mientras que senadores como Joe Manchin t Kyrsten Sinema piensan en su propio futuro político.
Ahora, la administración de Biden luce atada de pies y manos, mientras intentan pasar una legislación que defienda el derecho al voto de las minorías, y los trumpistas ganan terreno en las encuestas de cara a las elecciones de medio término.
El corresponsal del diario El Mundo en Washington, Pablo Pardo, abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“Hay que tener en cuenta que en una sociedad tan dividida como los Estados Unidos es muy difícil que un presidente tenga mucha popularidad, a menos que haya una crisis muy grande. Ese es el problema, Biden tiene una popularidad del 57% cuando llega a la Casa Blanca y a partir del verano comienza a caer”, afirmó el periodista.
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Pardo explicó que hay que tomar en cuenta que Biden llegó a la presidencia prometiendo que iba a acabar con el COVID-19, y luego de un año la pandemia continúa y hay nuevos confinamientos en varias partes del mundo.
“Otro aspecto que hay que considerar es la virtud número uno de Biden. La seriedad que tiene, el no hacer comentarios por las redes sociales, y en comparecer poco en los medios de comunicación, no lo ha ayudado ante hechos como el recrudecimiento de la pandemia y la retirada de Afganistán. La opinión pública tiene la impresión de que Biden no está haciendo nada”, explicó.
La impopularidad no es solo de Biden, sino de toda la administración, ya que la vicepresidenta, Kamala Harris, tiene niveles de aprobación aún más bajos que los del presidente.
“Cuando un candidato a la Casa Blanca elige a un vicepresidente lo hace por dos motivos. El primero es que lo puede ayudar a ganar entre un sector de votantes, o porque el vicepresidente será inútil y no le hará sombra. En el caso de Harris, fue elegida por su género y su raza. Harris es una política desorganizada y que tiene problemas para dirigir equipos, por eso su buena imagen se estropeó muy rápido”, agregó.
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Pardo también destacó que otro elemento a tomar en cuenta es la oposición de los senadores demócratas Manchin y Sinema.
Biden era reconocido como un político de larga experiencia y con mucha capacidad negociadora en temas álgidos o de crisis. No obstante, las cosas no se le han dado y en casi todas las negociaciones ha fracasado.
“Creo que en realidad ha tenido bastante éxito en varios campos. En materia de infraestructuras ha sido capaz de lograr un acuerdo con 13 senadores republicanos. Biden ha conseguido cosas, pero el problema es que el escenario político es muy complicado. También había generado muchas expectativas y no las ha alcanzado todas. También está el ámbito de la comunicación, Biden necesita correr más riesgos”, expuso el periodista.
Finalmente, Pardo enfatizó que la apuesta demócrata para las elecciones de medio término es dejar a un lado la apuesta económica y apostar más por una agenda más ideológica.
