Salida de Afganistán, una herramienta electoral

FA/CMR

El secretario de Estado Antony Blinken, quien compareció ayer por más de seis horas ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, se convirtió en el primer funcionario de la administración del presidente Joe  Biden en rendir cuentas públicamente al Congreso. El tema era espinoso y polémico: la retirada caótica y violenta de Estados Unidos de Afganistán que terminó el mes pasado. 

“Tomamos la decisión correcta «, dijo, Antony Blinken» no enviar a otra generación de estadounidenses a luchar y morir en Afganistán. Hicimos lo correcto por parte de nuestros ciudadanos, trabajando febrilmente para sacarlos a todos. Hicimos lo correcto con 5.000 afganos para llevarlos a un lugar seguro, y ahora estamos trabajando para hacer lo correcto para que los talibanes cumplan las expectativas de la comunidad internacional «.

Una de las más acaloradas intervenciones fue la  del representante Michael McCaul, el republicano de mayor rango en la comisión, quien dijo: “Este fue un desastre absoluto de proporciones épicas”.Dijo que la abrupta retirada, así como el hecho de dejar rezagados a algunos estadounidenses y afganos, había “envalentonado al Talibán” y a otros adversarios de Estados Unidos. “Puedo resumir esto en una palabra: traición”. 

Blinken se defendió diciendo que extender la presencia de EE. UU. habría hecho poca diferencia, y enfatizó que la administración Trump dejó al gobierno entrante poco con lo que trabajar, aparte de una fecha límite para retirarse en mayo.

Recordemos que el 29 de febrero de 2020, el gobierno de Estados Unidos, presidido por Donald Trump, y los talibanes firmaron en Doha, Qatar, el “Acuerdo para Traer la Paz a Afganistán”, que fijó un calendario para la retirada definitiva de Estados Unidos, así como la promesa de levantar las sanciones que había impuesto sobre líderes talibanes.También se les concedió en el acuerdo la liberación de hasta 5.000 prisioneros talibanes.

A cambio se firmó el compromiso de los talibanes de no permitir que el territorio afgano fuese utilizado para planear o llevar a cabo acciones que amenazaran la seguridad de Estados Unidos. 

Blinken describió la situación que heredó la administración: los talibanes se encontraban en su posición militar más fuerte desde los ataques del 11 de septiembre de 2001. La administración Trump, como dijimos antes, había negociado directamente con los talibanes, liberó a 5 mil de sus miembros encarcelados, incluidos los principales comandantes militares, e hizo una compromiso de retirarse en mayo, al tiempo que redujo la presencia militar estadounidense a su nivel más bajo desde septiembre de 2001. Además, dijo Blinken, el proceso para otorgar visas a afganos que trabajaban con tropas y diplomáticos estadounidenses «estaba básicamente en un punto muerto».

«Como resultado, al asumir el cargo, el presidente Biden inmediatamente se enfrentó a la elección entre poner fin a la guerra o intensificarla», dijo Blinken. «Después de 20 años, 2.641 vidas estadounidenses perdidas, 20.000 heridos y  2 billones de dólaresgastados, era hora de poner fin a la guerra más larga de Estados Unidos». «Heredamos una fecha límite», destacó Blinken. «No heredamos un plan».»Creo que lo que quizás, es difícil de comprender, o quizás la gente simplemente no entiende, es que el acuerdo alcanzado por la administración anterior requería que todas las fuerzas estadounidenses salieran de Afganistán el 1 de mayo. Si el presidente no hubiera cumplido con los compromisos que hizo su predecesor, esos ataques se habrían reanudado, hubiéramos reanudado la guerra en Afganistán por otros cinco, 10 o 20 años”

También los demócratas criticaron la forma de ejecución y la situación de indefensión en la que se dejó a algunos estadounidenses que todavía siguen allí, así como aliados, mujeres y niñas afganas. Sobre todos se cernía la duda de si este fortalecimiento de los talibanes de verdad no representa una amenaza para los Estados Unidos.

Por lo pronto, Afganistán fue tema ayer en las Naciones Unidas.En el informe de la Alta Comisionada de DDHH de la ONU, Michelle Bachelet al Consejo de Derechos Humanos de esa organización sobre la situación en Afganistán, se dejó constancia de que en menos de un mes de control talibán «las mujeres han sido progresivamente excluidas del espacio público» y aseguró que su departamento ha recibido «fundadas denuncias de asesinatos por venganza» contra antiguos miembros de las fuerzas de seguridad, y de detenciones arbitrarias de funcionarios y sus familiares. 

Las reglas de Occidente no necesariamente se cumplen en Oriente, por lo menos eso parece cuando se trata de promesas del talibán. Ahora el desengaño y  la salida de Afganistán, serán un arma o una herramienta a usar en las elecciones de medio término.