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Ad10s Diego

27 de noviembre de 2020
in EN LAS GRADAS
Maradona

Diego Armando Maradona-EFE

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No voy a ser tan maximalista para decir que el mundo se despidió del mejor jugador de fútbol de la historia. Eso sería ser ingrato con Alfredo Di Stéfano, Pelé, Johan Cruyff, Ronaldo Nazario Da Lima, Zinedine Zidane, Cristiano Ronaldo, Lionel Messi, y muchos otros jugadores que se han ganado ser acreedores de ese título por días, semanas o años, por las grandes habilidades que mostraron en el terreno de juego.

Los que vieron a Pelé jugar, dirán que el brasileño es el mejor de la historia, mientras que las nuevas generaciones no vacilan en darle ese título a Messi o a Cristiano Ronaldo, según su preferencia. Todo depende la época, la óptica y el gusto de las personas. Lo que sí es innegable, es que Diego Armando Maradona fue uno de los futbolistas y atletas más influyentes del mundo.

Odiado por muchos y amado por otros tantos, especialmente por los argentinos que sin importar lo que hiciera en la vida pública, siempre lo idolatraban. Lo llamaban “El Dios”, por sus habilidades en la cacha. Maradona tuvo la capacidad de convertirse en un símbolo para lo bueno y lo malo.

Ver más: El Mundo se despide del Dios argentino: Diego Armando Maradona

Surgir de los barrios pobres porteños, jugar en el potrero llamado “Las Siete Canchitas” en Buenos Aires y hacer ver que siempre “fue cercano al aficionado y a la gente”, es una imagen que contrasta con los futbolistas de hoy en día, especialmente con Lionel Messi, el ídolo sucesor de Argentina

Maradona nunca negó sus orígenes y fue irreverente desde el principio hasta el final de su vida. Puede caer bien o mal, pero siembre se mostró tal cual era. Su rebeldía iba desde sus declaraciones hasta llegar a la cancha. Osado como él solo lo sabía hacer. No tenía tapujos en criticar a la FIFA ni tampoco en hacer un gol con la mano. “La Mano de Dios”, la llamaron. Para algunos fue una vulgar trampa. Si hubiese existido el VAR, ese gol hubiera sido anulado. Pero como me dijo una vez el profesor Cristóbal Guerra: “Todos vieron la Mano de Dios, pero fue tan osada, que no quedó de otra que pararse y aplaudir la osadía”.

Lo cierto es que esa “Mano de Dios” y el mejor gol del siglo XX, en el que se llevó hasta cinco jugadores ingleses, fue la justicia poética a la Guerra de las Malvinas. Los goles de Maradona fueron la venganza perfecta de toda una nación herida frente el Reino Unido. A partir de ese día, los enfrentamientos entre Argentina e Inglaterra no volvieron a ser iguales. El mundo recuerda sus tobillos en el Mundial de Italia 90, cualquier jugador de la actualidad no habría jugado ni un solo partido en esas condiciones.

La épica y la rebeldía siempre acompañaron a Maradona. Todos quedaron atónitos cuando dejó al Barcelona para fichar por el Nápoles, en una época que ir al sur de Italia significaba ser inferior. Sin embargo, se enfrentó a los poderosos del norte como la Juventus y el Milan. Ganó dos scudettos y una Copa UEFA , convirtiéndose en ídolo absoluto de la ciudad. El símbolo de Maradona ya estaba por el mundo entero, pero él mismo se encargó de destruir su imagen. Su grandeza estaba en el fútbol y no en lo que decía o hacía. La Serie A lo suspendió por consumo de cocaína. Luego, el mundo recuerda su triste despedida de los Mundiales en Estados Unidos 1994.

Toda su imagen deportiva cayó en ese momento. Luego, sus declaraciones y cercanía a gobiernos autoritarios terminaron por dilapidar su figura.

Su etapa como entrenador es mejor no repasarla porque pasó con más penas que gloria por los banquillos y la pizarra técnica. Muchos recordarán al futbolista brillante, otros prefieren recordar al adicto y al amigo de dictadores. Simplemente, se ha ido un campeón del mundo, un futbolista brillante y uno de los más influyentes. El resto de su vida está ahí y habrá quien lo juzgue y quién no. Solo hay que despedir al “10”: Ad10s Diego.

Francisco Ríos Sperandio

@ciscoxrios

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Tags: DespedidaDiego Armando MaradonaDiosDorgaFutbolistaMano de DiosMaradona
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