Una joven venezolana, atraída por una promesa de un futuro mejor en la Argentina, trabajo incluido, llegó hasta la pequeña localidad de General Pirán, a la casa de un profesor de handball y empleado municipal del partido de Mar Chiquita. Ese hombre había conseguido activar la logística necesaria para que la chica, de 21 años de edad, atravesara ilegalmente cinco fronteras, en una odisea que, lejos de conducirla a una tierra de libertad, la depositó en una vivienda en la que estuvo encerrada durante una semana, siendo sometida sexualmente cada día, hasta que logró pedir ayuda y fue liberada.
Darío Palavecino, corresponsal en Mar del Plata del diario La Nación, abordó el tema en el programa Día a Día, conducido por César Miguel Rondón.
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“Esa historia sale a la luz a través de una llamada de la víctima. Este caso fue el primero que trascendió a la justicia. No obstante, hay varios por el mismo autor”, dijo el periodista.
Palavecino relató que el agresor contactó a la joven venezolana por las redes sociales y le propuso una oportunidad de empleo en Argentina.
“Ella se dejó cautivar por la propuesta e incluso el agresor le dijo que se hacía cargo de los costos del viaje. La trajo por vía terrestre, atravesando cinco países hasta llegar a Argentina. La víctima tuvo que hacer un cruce en balsa donde perdió parte de su equipaje. Llega a Argentina con lo justo. Ingresa al país por Jujuy y allí vuelve a recibir otro aporte de dinero de este hombre”, señaló el periodista
Al llegar, el agresor pone a la joven venezolana en una situación de abrigo. La recibió en su hogar e hizo que se sintiera cómoda.
“Luego comenzó a seducirla y luego se convirtió en una situación de sometimiento y abuso sexual. El hombre dejaba a la joven encerrada de manera permanente en su casa. Las ventanas estaban tapiadas. Este hombre era un profesor de la escuela municipal. Iba a su trabajo y regresaba a su casa para abusar sexualmente de la víctima. La situación se dio a conocer, por la joven que pudo cargar su celular y llamó a la policía, la contactaron gracias a Googel Maps y a la geolocalización”, agregó Palavecino.
El encierro de la joven duró dos semanas y cuando el caso salió a la luz pública, otra joven venezolana se comunicó con las autoridades para denunciar que hace dos años sufrió lo mismo con la misma persona.